
Ayer celebrábamos la fiesta de san Juan Maria Vianney, quien desde hace 150 años goza de la vida eterna (afirmación paradójica)... en todo caso, el Papa Benedicto XVI nos ha invitado a tener muy presentes a los sacerdotes a lo largo de todo un año (ya muchos seguramente lo saben)... En todo caso, la conmemoración me anima a escribir unas líneas que puedan hacer eco al valor del sacerdote, pero a la vez a la gran responsabilidad que entraña.
SER SACERDOTE no es participar de un exclusivo club dentro del catolicismo, lastimosamente es la imagen mas común, como si se fuese alguien 'tan especial' que no tiene vínculo con los 'demás mortales' y ni siquiera puede ser tocado... su presencia crea en muchos silencio, distancia, vergüenza, desprecio... ¿por qué? la historia es larga, pero creo que buena parte de la responsabilidad de las actitudes de las personas las tenemos nosotros mismos, los ordenados, ya que nos dejamos encaramar a unas alturas de las que después es difícil bajarnos... Gracias al Señor estamos en tiempos de cambio muy interesantes, la persecusión soterrada contra la Iglesia debería ser una gran motivación, no para atrincherarnos como para abrirnos a la contemplación y reorientación de la misión que el Espíritu de Jesús va impulsando.
El sacerdote sólo puede comprenderse desde Jesucristo, pues Él es el único sacerdote, sin Él, todo acto es vacío o expresión de orgullo y vanidad de un pretendido poder... Si tenemos sacerdotes (si soy sacerdote) es para hacer presente a Jesucristo... (¡Dios mió, qué palabras tan osadas!!!), palabras que no son sólo metáfora, el ministerio sacerdotal debe ser en toda su manifestación una puerta de contacto con el Único Salvador de la humanidad...
SER Y MISIÓN del sacerdote no son dos cosas distintas, si la vida (el ser) de Jesús fue (y es) la donación de su existencia de amor (misión - así como es donación del Padre)... cómo la vida de un sacerdote no ha de ser, en pocas palabras, la donación total de sí a cada instante?????????????? ese es el reto, dar la vida todos los días... siempre hay algo por hacer en favor de los demás, desde la oración, la confesión, la ayuda a los demás en tan diversas manifestaciones.... Que nuestra vida sea una donación diaria, no pensemos en recibir, pues todo se recibe del Señor Jesús, y es a Él a quien la gente necesita, dejemos ver un poco de su rostro amoroso... En unión de oraciones... JS