¿ESTAMOS O NO ESTAMOS CON JESÚS?
Llegamos a la conclusión del Discurso sobre el Pan de Vida, han sido varios Domingos los que hemos dejado que el Evangelista san Juan nos descubra la persona de Jesús. El Salvador se ha mostrado como el sustento de toda vida, sustento de eternidad, sustento que no es sólo de idea, sino que se ofrece como alimento básico en la Eucaristía.
¿Cuál es la respuesta del hombre? San Juan nos muestra cómo la Palabra del Señor Jesús genera reacciones entre los oyentes, no es fácil su doctrina; y cuando Jesús los invita a perseverar y a confiar en Él, nos cuenta el Evangelista que muchos dejaron de seguirlo.
La fe implica DECISIÓN, estar o no con Jesús pide la respuesta de nuestro corazón y de nuestra razón. No sólo se sigue a Jesús por un gusto 'instintivo', se sigue a Jesús porque se reconoce en sus Palabras, en su Encuentro, la Vida misma de Dios que llena con su poder misericordioso todo nuestro ser.
Pero notemos que esta característica de la fe se vive desde el Antiguo Testamento; Josué, sucesor de Moisés, ha acompañado el establecimiento del pueblo en la Tierra Prometida; ha llegado el momento de DECIDIRSE POR DIOS N.S. y en la asamblea de Siquem deben hacer público su deseo de seguir al Señor. Y por qué lo siguen? Porque Él es su Salvador, han visto los signos de su presencia y saben que el resto de los dioses son falsedad.
¿Por qué soy discípulo de Jesús? ¿Jesús llena mi vida plenamente? ¿Soy consciente del Encuentro con Jesús en la Oración - la Escritura - la Eucaristía - el Prójimo, etc??????? Pidamos al Santo Espíritu nos abra los sentidos, la mente, el corazón para acoger con todo nuestro ser al Señor y Rey de la historia, de mi vida.
¿Cuál es la respuesta del hombre? San Juan nos muestra cómo la Palabra del Señor Jesús genera reacciones entre los oyentes, no es fácil su doctrina; y cuando Jesús los invita a perseverar y a confiar en Él, nos cuenta el Evangelista que muchos dejaron de seguirlo.
La fe implica DECISIÓN, estar o no con Jesús pide la respuesta de nuestro corazón y de nuestra razón. No sólo se sigue a Jesús por un gusto 'instintivo', se sigue a Jesús porque se reconoce en sus Palabras, en su Encuentro, la Vida misma de Dios que llena con su poder misericordioso todo nuestro ser.
Pero notemos que esta característica de la fe se vive desde el Antiguo Testamento; Josué, sucesor de Moisés, ha acompañado el establecimiento del pueblo en la Tierra Prometida; ha llegado el momento de DECIDIRSE POR DIOS N.S. y en la asamblea de Siquem deben hacer público su deseo de seguir al Señor. Y por qué lo siguen? Porque Él es su Salvador, han visto los signos de su presencia y saben que el resto de los dioses son falsedad.
¿Por qué soy discípulo de Jesús? ¿Jesús llena mi vida plenamente? ¿Soy consciente del Encuentro con Jesús en la Oración - la Escritura - la Eucaristía - el Prójimo, etc??????? Pidamos al Santo Espíritu nos abra los sentidos, la mente, el corazón para acoger con todo nuestro ser al Señor y Rey de la historia, de mi vida.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Lectura del libro de Josué (24,1-2a.15-17.18b):
En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo: «Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»
El pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»
Palabra de Dios
SalmoEn aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo: «Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»
El pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»
Palabra de Dios
Sal 33,2-3.16-17.18-19.20-21.22-23
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R/.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra fe sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R/.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará. R/.
La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.
Segunda lecturaR/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R/.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra fe sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R/.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará. R/.
La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,21-32):
Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres corno Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de Dios
EvangelioSed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres corno Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,60-69):
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»
Palabra del Señor