PEREGRINO DE SANTIAGO

ALIENTOS PARA EL CAMINO

"Mi pasado Señor lo confío a tu misericordia,
mi presente a tu amor,
mi futuro a tu providencia"

sábado, 17 de septiembre de 2011

SAN MATEO, apóstol y evangelista

ENCONTRÓ EL VERDADERO TESORO
Memoria, 21 de septiembre

BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 30 de agosto de 2006
Mateo
Queridos hermanos y hermanas:
Continuando con la serie de retratos de los doce Apóstoles, que comenzamos hace algunas semanas, hoy reflexionamos sobre san Mateo. A decir verdad, es casi imposible delinear completamente su figura, pues las noticias que tenemos sobre él son pocas e incompletas. Más que esbozar su biografía, lo que podemos hacer es trazar el perfil que nos ofrece el Evangelio.

Mateo está siempre presente en las listas de los Doce elegidos por Jesús (cf. Mt 10, 3; Mc 3, 18;Lc 6, 15; Hch 1, 13). En hebreo, su nombre significa "don de Dios". El primer Evangelio canónico, que lleva su nombre, nos lo presenta en la lista de los Doce con un apelativo muy preciso: "el publicano" (Mt 10, 3). De este modo se identifica con el hombre sentado en el despacho de impuestos, a quien Jesús llama a su seguimiento: "Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y le siguió" (Mt 9, 9). También san Marcos (cf. Mc 2, 13-17) y san Lucas (cf. Lc 5, 27-30) narran la llamada del hombre sentado en el despacho de impuestos, pero lo llaman "Leví". Para imaginar la escena descrita en Mt 9, 9 basta recordar el magnífico lienzo de Caravaggio, que se conserva aquí, en Roma, en la iglesia de San Luis de los Franceses.
Los Evangelios nos brindan otro detalle biográfico: en el pasaje que precede a la narración de la llamada se refiere un milagro realizado por Jesús en Cafarnaúm (cf. Mt 9, 1-8; Mc 2, 1-12), y se alude a la cercanía del Mar de Galilea, es decir, el Lago de Tiberíades (cf. Mc 2, 13-14). De ahí se puede deducir que Mateo desempeñaba la función de recaudador en Cafarnaúm, situada precisamente "junto al mar" (Mt 4, 13), donde Jesús era huésped fijo en la casa de Pedro.

Basándonos en estas sencillas constataciones que encontramos en el Evangelio, podemos hacer un par de reflexiones. La primera es que Jesús acoge en el grupo de sus íntimos a un hombre que, según la concepción de Israel en aquel tiempo, era considerado un pecador público. En efecto, Mateo no sólo manejaba dinero considerado impuro por provenir de gente ajena al pueblo de Dios, sino que además colaboraba con una autoridad extranjera, odiosamente ávida, cuyos tributos podían ser establecidos arbitrariamente. Por estos motivos, todos los Evangelios hablan en más de una ocasión de "publicanos y pecadores" (Mt 9, 10; Lc 15, 1), de "publicanos y prostitutas" (Mt21, 31). Además, ven en los publicanos un ejemplo de avaricia (cf. Mt 5, 46: sólo aman a los que les aman) y mencionan a uno de ellos, Zaqueo, como "jefe de publicanos, y rico" (Lc 19, 2), mientras que la opinión popular los tenía por "hombres ladrones, injustos, adúlteros" (Lc 18, 11).

Ante estas referencias, salta a la vista un dato: Jesús no excluye a nadie de su amistad. Es más, precisamente mientras se encuentra sentado a la mesa en la casa de Mateo-Leví, respondiendo a los que se escandalizaban porque frecuentaba compañías poco recomendables, pronuncia la importante declaración: "No necesitan médico los sanos sino los enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (Mc 2, 17).

La buena nueva del Evangelio consiste precisamente en que Dios ofrece su gracia al pecador. En otro pasaje, con la famosa parábola del fariseo y el publicano que subieron al templo a orar, Jesús llega a poner a un publicano anónimo como ejemplo de humilde confianza en la misericordia divina: mientras el fariseo hacía alarde de su perfección moral, "el publicano (...) no se atrevía ni a elevar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!"". Y Jesús comenta: "Os digo que este bajó a su casa justificado y aquel no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado" (Lc 18, 13-14). Por tanto, con la figura de Mateo, los Evangelios nos presentan una auténtica paradoja: quien se encuentra aparentemente más lejos de la santidad puede convertirse incluso en un modelo de acogida de la misericordia de Dios, permitiéndole mostrar sus maravillosos efectos en su existencia.

A este respecto, san Juan Crisóstomo hace un comentario significativo: observa que sólo en la narración de algunas llamadas se menciona el trabajo que estaban realizando esas personas. Pedro, Andrés, Santiago y Juan fueron llamados mientras estaban pescando; y Mateo precisamente mientras recaudaba impuestos. Se trata de oficios de poca importancia —comenta el Crisóstomo—, "pues no hay nada más detestable que el recaudador y nada más común que la pesca" (In Matth. Hom.: PL 57, 363). Así pues, la llamada de Jesús llega también a personas de bajo nivel social, mientras realizan su trabajo ordinario.

Hay otra reflexión que surge de la narración evangélica: Mateo responde inmediatamente a la llamada de Jesús: "Él se levantó y lo siguió". La concisión de la frase subraya claramente la prontitud de Mateo en la respuesta a la llamada. Esto implicaba para él abandonarlo todo, en especial una fuente de ingresos segura, aunque a menudo injusta y deshonrosa. Evidentemente Mateo comprendió que la familiaridad con Jesús no le permitía seguir realizando actividades desaprobadas por Dios.

Se puede intuir fácilmente su aplicación también al presente: tampoco hoy se puede admitir el apego a lo que es incompatible con el seguimiento de Jesús, como son las riquezas deshonestas. En cierta ocasión dijo tajantemente: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme" (Mt 19, 21). Esto es precisamente lo que hizo Mateo: se levantó y lo siguió. En este "levantarse" se puede ver el desapego de una situación de pecado y, al mismo tiempo, la adhesión consciente a una existencia nueva, recta, en comunión con Jesús.

Recordemos, por último, que la tradición de la Iglesia antigua concuerda en atribuir a san Mateo la paternidad del primer Evangelio. Esto sucedió ya a partir de Papías, obispo de Gerápolis, en Frigia, alrededor del año 130. Escribe Papías: "Mateo recogió las palabras (del Señor) en hebreo, y cada quien las interpretó como pudo" (en Eusebio de Cesarea, Hist. eccl. III, 39, 16). El historiador Eusebio añade este dato: "Mateo, que antes había predicado a los judíos, cuando decidió ir también a otros pueblos, escribió en su lengua materna el Evangelio que anunciaba; de este modo trató de sustituir con un texto escrito lo que perdían con su partida aquellos de los que se separaba" (ib., III, 24, 6).

Ya no tenemos el Evangelio escrito por san Mateo en hebreo o arameo, pero en el Evangelio griego que nos ha llegado seguimos escuchando todavía, en cierto sentido, la voz persuasiva del publicano Mateo que, al convertirse en Apóstol, sigue anunciándonos la misericordia salvadora de Dios. Escuchemos este mensaje de san Mateo, meditémoslo siempre de nuevo, para aprender también nosotros a levantarnos y a seguir a Jesús con decisión.

SEPTIEMBRE 18 - DOMINGO 25 DEL TIEMPO ORDINARIO

BUSCA LA VIDA VERDADERA


¿Qué es la vida? Muchas definiciones se encuentran en torno a la vida, todas ellas se relacionan, pues no podemos sacar o quedarnos con una mera definición. La vida es un misterio de donación y dinamismo, en la que cada instante tiene unas especificidades. Acojamos la Palabra de Dios de este Domingo como una oportunidad para valorar nuestra vida y desear sea colmada por la Vida Plena que es la Santa Trinidad, fuente de la Vida verdadera.

Contemplemos la Parábola del Dueño de la Viña y los Viñadores desde nuestra propia experiencia, planteémonos qué es tener la vida sin ubicación mientras no se tiene trabajo y qué se siente al poder gozar de una manera de realizarse como lo es el empleo y un buen Patrón... ¿Cómo tenemos la vida? ¿Cómo la estamos cultivando? Mucha gente se siente realizada, con sus proyectos cumplidos o trabajando en los mismos; otros se siente con frustraciones y desilusiones; pero ¿hemos encontrado el eje de la vida? ¿La columna, la roca, el principio a partir del cual construir bien nuestra vida?

Hoy la Palabra es una invitación a dejar que Dios Nuestro Señor sea el eje de la vida, el profeta Isaías es portavoz de esta invitación: Busquen al Señor, Conviértanse a mi... y el Salmo nos motiva más: el Señor es compasivo, sus caminos son justos, es decir son verdad no mentira, nos llevarán por el lugar correcto... Quizás hay personas que encuentran esa luz desde tempranas edades, como aquellos que fueron llamados a trabajar a primera hora del día, otros casi al final de su vida, pero igualmente su vida halló su quietud... Recibamos un testimonio concreto de la belleza de encontrar a Dios como el eje de la vida: PARA MI LA VIDA ES CRISTO, dice san Pablo, Jesús es Aquel que lo sostiene, fortalece, consuela, lo llena de dinamismo y esperanza, no importa la muerte ni la vida, importa tener a Jesús porque Él lo da todo. Ubiquemos nuestra vida en Jesús y encontraremos la mejor manera de sacarle jugo a la vida.

Tarde amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé¡¡¡
Tú estabas dentro de mí, y yo afuera, y así por fuera te buscaba;
tú estabas conmigo, más yo no estaba contigo.
Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y lo aspiré y ahora te anhelo;
gusté de ti y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste y deseé con ansia la paz que procede de ti (San Agustín)

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (55, 6-9):


Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes.


Palabra de Dios
Salmo
Sal 144

R/.
Cerca está el Señor de los que lo invocan

Día tras día, te bendeciré, Dios mío
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,20c-24.27a):

Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo (20,1-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

Palabra del Señor

sábado, 10 de septiembre de 2011

SEPTIEMBRE 11 - DOMINGO 24 DEL TIEMPO ORDINARIO

EL PERDÓN ES UNA NECESIDAD


La Palabra Dominical sigue teniendo una orientación hacia la práctica, nos ayuda a concretar con precisión cómo vive el cristiano, pues no basta con profesar la fe verdadera y decir que creemos en Jesucristo Hijo del Padre, mientras la vida pudiera ir por otro camino, tal vez en contradicción con las mismas enseñanzas del Salvador.

Hace ocho días el énfasis se hacía sobre la corrección fraterna, en este día nos sentimos interpelados por la invitación al perdón. Esta reflexión pone el énfasis en la NECESIDAD, no es una opción perdonar, sí, puede sonar muy fuerte, pero la Palabra Divina, digámoslo sin miedo, el Padre Dios y su Hijo quieren que el perdón sea parte de nuestra dinámica en las relaciones con los demás. Así lo proclama el libro del Sirácida (Eclesiástico) y lo ratifica Jesús a Pedro.

¿Por qué es tan importante? ¿Olvida Dios Nuestro Señor que los seres humanos somos tan propensos a las ofensas? Ha de hacer parte de nuestra vida de discípulos el perdón, porque Dios mismo lo practica con nosotros... Vivimos de la misericordia del Padre - del Hijo y del Espíritu, nuestra infidelidad e ingratitud para con la Trinidad es tan grande, que si no fuera porque es Dios es 'compasivo y misericordioso' hace rato estaríamos más perdidos de lo que estamos. Hemos de perdonar entonces porque Dios Padre y Jesús lo hacen con nosotros.

El perdón es entonces un gran motor del amor que no permite que las relaciones se anquilosen, permite que podamos perseverar con nuevos proyectos, vivir con rencor, odio, reticencias nos va amargando la vida, deja que las sombras la cubran, perdiendo de vista que la vida es bella y hemos de gozarla sin dejar que los límites del mal la opaquen. No perdonar es dejar que el mal vaya venciendo, perdonar es dejar que el bien vaya haciendo su obra, aún por caminos que nosotros no alcanzamos a contemplar.

No se ha dicho que perdonar sea fácil, pero es la única solución frente al desorden de nuestras relaciones, que muchas veces son tan frágiles... Perdonar requiere pues apertura, nunca digamos que NO al perdón, pero estemos dispuestos a que el Espíritu Santo vaya haciendo su obra cuando sintamos que nuestras fuerzas flaquean, pues hay situaciones que nos golpean mucho... Por eso el perdón es obra de la gracia divina... El mayor signo del perdón divino para con nosotros es la cruz, que al contemplarla reconozcamos tanto amor divino y que desde allí nos lancemos a sanar un mundo que se destroza por las enemistades y las discordias.... Para terminar: NO TEMAMOS PERDONAR Y NO TEMAMOS PEDIR PERDÓN

¡Santísimo Padre nuestro: creador, redentor, consolador y salvador nuestro!
Perdónanos nuestras deudas: por tu inefable misericordia, por la virtud de la pasión de tu amado Hijo y por los méritos y la intercesión de la beatísima Virgen y de todos tus elegidos.
Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores: y lo que no perdonamos plenamente, haz tú, Señor, que plenamente lo perdonemos, para que por ti amemos de verdad a los enemigos y en favor de ellos intercedamos devotamente ante ti, no devolviendo a nadie mal por mal (1Tes 5, 15), y para que procuremos ser en ti útiles en todo.
Y no dejes caer en tentación: oculta o manifiesta, imprevista o insistente.
Mas líbranos del mal: pasado, presente y futuro. Gloria al Padre (San Francisco de Asís)


LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (27,33–28,9):


Furor y cólera son odiosos; el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.


Palabra de Dios
Salmo
Sal 102,1-2.3-4.9-10.11-12

R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia


Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (14,7-9):

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21-35):

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

Palabra del Señor


SEPTIEMBRE 4 - DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

EL VALOR DE LA CORRECCIÓN FRATERNA

Hace ocho días no pude compartir alguna reflexión sobre la Palabra Dominical para nuestro crecimiento, de todos modos, a ocho días, no quisiera pasar de largo sin dejar algunas líneas.

La Palabra tiene una llamada valiosa a ejercer una práctica de creyentes como es la CORRECCIÓN FRATERNA, las mismas lecturas nos permiten reflexionar sobre ella desde varias preguntas básicas:

¿QUÉ? Ya se ha afirmado cómo la liturgia de la Palabra invita a ver la corrección como una práctica necesaria.

¿PARA QUÉ? Para buscar la salvación de la otra persona, no se corrige para humillar a alguien como para buscar su bien, su realización.

¿POR QUÉ ? La principal razón para corregir está en el amor que al prójimo se debe, si amamos a alguien no lo dejamos perderse.

¿CÓMO? Jesús en su Evangelio nos precisa un método concreto para acercarse al prójimo, llamarlo a solas, convocar otros testigos, hacer pública la situación... De todos modos el objetivo sigue siendo el mismo: la salvación del hermano.

Ayúdame Señor a permanecer enmudecido a los pies de tu cruz para escuchar tu Palabra y dejarme alcanzar y modelar por ella. Sólo la Palabra de tu cruz revela la verdad de mi vida y desvela el disfraz de mi mentira. Tu Palabra me juzga, Señor, me juzga severamente; ante ella no puedo, no quiero, esconderme. Descubro con la delicia y la alegría del niño que, mientras tu Palabra 'hiere, cura' (Job 5, 18), de ella nace una vida nueva.
Descubro que 'el Señor reprende a quien ama, como un padre a su hijo predilecto' (Prov 3, 12). Descubro que 'él reprende, corrige, enseña y conduce como un pastor su rebaño' (Sir 18, 13). Y aún descubro que la Palabra de la cruz me atrae y su potencia divina acoge mi debilidad primaria y transforma el mal en bien. Señor, ayúdame a ser según tu Palabra.


LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (33,7-9):


Así dice el Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.»


Palabra de Dios
Salmo
Sal 94,1-2.6-7.8-9

R/.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»


Venid, aclamemos al Señor,
demos vitores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):

A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,15-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

Palabra del Señor