PEREGRINO DE SANTIAGO

ALIENTOS PARA EL CAMINO

"Mi pasado Señor lo confío a tu misericordia,
mi presente a tu amor,
mi futuro a tu providencia"

lunes, 7 de noviembre de 2011

NOVIEMBRE 6 - DOMINGO 32 DEL TIEMPO ORDINARIO

SOBRE EL FIN DEL MUNDO

Con este título que puede leerse en varios sentidos y sentimientos quisiera recoger el mensaje de la Palabra para este Domingo 32. Vamos acercándonos al final de nuestro año de celebraciones y la Escritura nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor del FIN, desde la Revelación de Jesucristo.

La palabra FIN normalmente la tomamos con el significado de que 'todo se acabó', llegó a su destrucción, es un sentido más bien negativo el que tenemos presente; pero hay un sentido mucho más amplio y es el de 'cumplimiento-realización', el fin de algo indica que se ha alcanzado un objetivo, un deseo, siendo así es algo muy positivo. Ninguno aspira estar siempre estudiando, se desea el fin consiguiendo un título escolar-profesional; ninguno aspira trabajar sin un objetivo, se quiere comprar algo para mayor bienestar, se trabaja esmeradamente para obtener un día una pensión que disfrutar.

¿Cuál es el FIN del cristiano, del discípulo de Jesucristo? Nuestro FIN no es la muerte, es el ENCUENTRO PERSONAL CON JESUCRISTO Y EL PADRE EN EL AMOR DEL ESPÍRITU SANTO, la muerte es sólo el momento del cambio en la relación con ellos. Jesús nos enseña en el Evangelio de hoy que hemos de esperar este fin como personas que aman, así como las doncellas prudentes aguardaron a su amado esposo siendo precavidas. ¿Cómo esperar si no amas? Cuando esperas al amado alimentas esta espera con actitudes de piedad, de servicio, buscando no perder momento para gozar de su compañía, sabes dónde aguardarlo si tienes ocasión de aprovechar una cortica visita.

Si amo a Jesús desde mi vida terrena, cuánto he de disfrutarlo en la eternidad???? Si no lo aguardo y busco desde esta vida, qué aspiro encontrar después de la muerte???? Alimentemos desde ahora el deseo del Señor, el salmista nos invita a ello con fuerza: MI ALMA ESTÁ SEDIENTA DE TI, SEÑOR, DIOS MÍO.... Que podamos tener también los sentimiento de Santa Teresa de Ávila, ella cantaba: VIVO SIN VIVIR EN MÍ Y TAN ALTA VIDA ESPERO, QUE MUERO PORQUE NO MUERO... La Eucaristía es un momento grande para llenar nuestra lámpara de aceite mientras Jesús retorna, Él se quiso quedar con nosotros en el Santo Sacramento para darnos un adelanto de la Eternidad, aprovechemos esos momentos para gozar de su amor.


LITURGIA DE LA PALABRA

Lectura del libro de la Sabiduría (6,12-16):

La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven fácilmente los que la aman, y la encuentran los que la buscan; ella misma se da a conocer a los que la desean. Quien madruga por ella no se cansa: la encuentra sentada a la puerta. Meditar en ella es prudencia consumada, el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones; ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen; los aborda benigna por los caminos y les sale al paso en cada pensamiento.

Palabra de Dios


Salmo 62,2.3-4.5-6.7-8 
R/.
 Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, 
mi alma está sedienta de ti; 
mi carne tiene ansía de ti, 
como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario 
viendo tu fuerza y tu gloria! 
Tu gracia vale más que la vida, 
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré 
y alzaré las manos invocándote. 
Me saciaré como de enjundia y de manteca, 
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

En el lecho me acuerdo de ti 
y velando medito en ti, 
porque fuiste mi auxilio, 
y a la sombra de tus alas 
canto con júbilo. R/.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (4,13-17):

No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él. Esto es lo que os decimos como palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos. Pues él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

Palabra del Señor

No hay comentarios:

Publicar un comentario