PEREGRINO DE SANTIAGO

ALIENTOS PARA EL CAMINO

"Mi pasado Señor lo confío a tu misericordia,
mi presente a tu amor,
mi futuro a tu providencia"

domingo, 10 de junio de 2012

JUNIO 10 - SANTÍSIMOS CUERPO Y SANGRE DE JESUCRISTO

ESTAR CON EL SEÑOR JESÚS

Esta bella Solemnidad del Cuerpo y Sangre Sacramentados de Nuestro Señor Jesucristo, puede tener ecos y reflexiones variadísimas para la Iglesia Toda y para cada creyente en particular. 'La Iglesia Vive de la Eucaristía', titulaba un documento del Beato Papa Juan Pablo II.

Deseemos hoy preguntarnos por dos cosas:
- ¿Cómo me relaciono con Jesús en la Comunión?
Este interrogante siempre nos es necesario, pues no recibo una 'cosa' en la Hostia Consagrada, recibo al mismo Dios, quien se hace pequeño para estar conmigo.

- ¿Cómo celebro la Eucaristía?
Cada bautizado es miembro del Cuerpo de Cristo, de la Iglesia, y tiene en ella funciones; cómo vivo yo la Santa Misa, no es del ministro ordenado de quien depende la armonía de la celebración, todavía nos es necesario mucho fomentar y sentir la participación activa de todos los fieles.

El don de la Eucaristía es inmenso, nuestros sentidos, nuestra razón no alcanzan a contemplar la maravilla que el Hijo de Dios nos dejó, pidamos el regalo de gustar mucho más el Pan del Cielo y que el Salvador nos de cada día los sentimientos de su Divino Corazón.

Esta imagen del sacerdote alemán Sieger Köder nos ayude en este deseo de amar más la presencia Sacramental del Salvador:



LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura
Primera lectura: Ex 24,3-8

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: «Haremos todo lo que dice el Señor.» Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel.
Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: «Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos.» Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.»

Palabra de Dios
Salmo
Salmo responsorial: 115

R/. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.


¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Segunda lectura
Segunda lectura: Hb 9,11-15

Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna. 

Palabra de Dios
Evangelio
Evangelio: Mc 14,12-16.22-26

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.» Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.» Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

Palabra del Señor

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