PEREGRINO DE SANTIAGO

ALIENTOS PARA EL CAMINO

"Mi pasado Señor lo confío a tu misericordia,
mi presente a tu amor,
mi futuro a tu providencia"

sábado, 27 de agosto de 2011

AGOSTO 28 - DOMINGO 22 DEL TIEMPO ORDINARIO

EL AUTÉNTICO CULTO


Uno de los Salmos tiene un versículo donde el creyente se pregunta: "¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?", y a renglón seguido se responde: "Alzaré la copa de la salvación invocando su nombre". El salmista sabe que el culto, en particular el 'sacrificio de acción de gracias' es una manera de expresar esa gratitud ante Aquel que ha sido tan bueno con Él.

La Palabra Santa de este Domingo la podemos contemplar como una renovación en nosotros del AUTÉNTICO CULTO que al Padre Dios debemos, siguiendo el ejemplo de su Hijo Jesucristo y movidos por el Divino Espíritu. El apóstol san Pablo, en su mensaje a los Romanos, nos da la pauta: 'Ofrezcan su cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios, este es su culto razonable'. ¿Qué podemos ofrecer al Padre Dios si Él nos lo ha dado todo? ¿Será que 100 o 1.000.000 de pesos son suficientes según mis condiciones monetarias? ¿Será que un viaje a Buga compensa un favor que me hizo? ¿Será que un mercadito a un pobre bastará? o ¿Para qué preocuparme si Él nada espera de mí? Si Él es todopoderoso yo nada tengo que darle. Entre unas y otras afirmaciones se puede estar y entre ambas hemos de encontrar el equilibrio.

Partamos de esta convicción: la fe es un diálogo y como tal, ante la revelación divina, el ser humano no puede permanecer mudo. Ante el reconocimiento de un Padre tan bueno no podemos quedarnos con las manos cruzadas. Pero resulta que el Padre no quiere cosas nuestras, quiere nuestro corazón, quiere nuestra vida y eso es lo que Jesús desea con fuerza dejar claro a sus discípulos. Su condición de Mesías le exige mostrar que la vida es una donación y por ello se somete a la pasión y muerte, para darnos vida a nosotros, la entrega en sacrificio para que nosotros tengamos verdadera libertad del pecado, para que podamos gozar del cielo, para que nuestra vida alcance su plenitud en Él.

Darle nuestra vida a Dios Nuestro Señor no es fácil, el mismo profeta Jeremías siente el peso de esta entrega, es lo que nos testimonia hoy: "me sedujiste Señor y me dejé seducir, me has violentado y me has podido", si el profeta sintió en un primer momento el entusiasmo de seguir a su Señor, después siente pesada esa carga y sufre por ello, pero de todos modos confía en que su angustia será superada y el Buen Padre lo consolará.

Sintamos hoy la renovación de nuestro culto, recordemos, el Padre Dios no quiere cosas nuestras, quiere nuestro corazón, nuestra inteligencia, nuestro ser entero; ofrezcámosle cada día nuestros trabajos bien hechos, las amistades que tenemos, los problemas que se nos presentan... Si le entregamos todo a Él nuestra vida hallará su felicidad y plenitud, si nos pretendemos reservar algo para nosotros mantendremos una insatisfacción y hasta podríamos perder cosas mucho más valiosas, aún la vida del cielo.

Bellas son las palabras de san Ignacio de Loyola para hacerlas nuestras: TOMA SEÑOR Y RECIBE TODA MI LIBERTAD, MI MEMORIA, MI ENTENDIMIENTO Y TODA MI VOLUNTAD, TODO LO QUE TENGO Y LO QUE POSEO, TÚ ME LO DISTE, A TÍ SEÑOR LO DEVUELVO. TODO ES TUYO, DISPÓN DE MI CONFORME A TU VOLUNTAD, DAME TU AMOR Y TU GRACIA QUE ESTO ME BASTA.

LITURGIA DE LA PALABRA


Lectura del libro de Jeremías (20,7-9):


Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste. Yo era el hazmerreir todo el día, todos se burlaban de mí. Siempre que hablo tengo que gritar: «Violencia», proclamando: «Destrucción.» La palabra del Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día. Me dije: «No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre»; pero ella era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía.


Palabra de Dios
Salmo
Sal 62,2.3-4.5-6.8-9

R/.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (12,1-2):

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,21-27):

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

Palabra del Señor

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